El día 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conscientes de que la violencia que sufren las mujeres y niñas por el hecho de serlo sigue siendo un problema estructural que atraviesa fronteras, culturas y circunstancias. Alzamos la voz con determinación y esperanza para rechazar toda forma de violencia de género, una herida que sigue marcando a millones de mujeres en todo el mundo. Este día no es solo un recordatorio, sino un llamamiento urgente a la acción colectiva para erradicar esta lacra social que vulnera derechos, destruye vidas y perpetúa la desigualdad.
Hoy mujeres y hombres reconocemos que la violencia de género no es solo física; también es psicológica, económica, sexual, simbólica y digital. Se manifiesta en el hogar, en las calles, en el trabajo, en las redes sociales, y en todos los espacios donde las mujeres tienen derecho a vivir libres y seguras. La erradicación de la violencia contra las mujeres es una tarea que nos corresponde a toda la sociedad como parte de un esfuerzo colectivo para transformar las estructuras que perpetúan el machismo y la desigualdad, evitando caer en los discursos negacionistas, porque a pesar de los desarrollos legislativos en España, aún queda mucho por hacer.
Nos unimos para recordar a las mujeres que han sido asesinadas, a las que sufren en silencio, a las que enfrentan amenazas y discriminación diariamente. Pero también nos unimos para celebrar la valentía de quienes han alzado la voz, de quienes luchan por justicia, y de quienes trabajan incansablemente para construir un mundo libre de violencia.
Este año, nos congratulamos de un avance crucial en el ámbito europeo: la Directiva 2024/1385 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 14 de mayo de 2024, sobre la lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica. Es una norma que marca un hito en la protección de los derechos de las mujeres, estableciendo medidas para combatir la violencia de género y garantizar el acceso a la justicia y la protección de las víctimas y obliga a los Estados miembros a adoptar medidas que fortalezcan los servicios de apoyo, aseguren una adecuada respuesta penal mediante la tipificación de nuevos delitos -como, por ejemplo, el ciberacoso- y que promuevan la cooperación transfronteriza, garantizando que ninguna mujer quede desprotegida por las fronteras internacionales.
Esta implementación es fundamental para asegurar la plena efectividad de los derechos reconocidos a las víctimas en el ámbito comunitario, consolidando así el marco normativo que refuerza su protección y asistencia integral en el territorio español.
Villanueva del Pardillo. Creando un nuevo municipio.